Con más de 40 presentes, se desarrolló la charla-debate “Educación en Contextos de Encierro, una mirada interdisciplinar”, organizada por la Secretaría de Extensión de la Facultad de Humanidades y Ciencias de Educación y el CEHCE (Centro de Estudiantes de Humanidades y Ciencias de la Educación).
Los tres panelistas invitados cumplieron con el objetivo de la convocatoria al aportar, cada uno desde su perspectiva y área de trabajo, no sólo datos, sino puntos de análisis y hasta propuestas en pos de garantizar una educación de calidad para las personas privadas de libertad.
Luego de las exposiciones se generó un interesante intercambio y debate con los presentes, lo que enriqueció aún más este encuentro en donde principalmente se concluyó sobre la importancia de que la sociedad civil, y la Universidad en particular, se involucre para hacer más visible la cárcel y así poder abrir este espacio de privación de libertad, mientras se gestan las políticas y el contexto para una sociedad más inclusiva e igualitaria.
Los aportes
La apertura de la charla estuvo a cargo del profesor de Educación física, Santiago Achucarro[i], indicó conceptos teóricos (remitiendo a Irving Goffman, entre otros) para intentar conocer quién es el sujeto que está privado de libertad, y especialmente, cuál es el lugar que ocupa la educación física en estos espacios carcelarios.
Al respecto, detalló que no es un área que se encuentre dentro de la currícula oficial, sino que está vinculada al tratamiento o recreación, por lo que convocó (frente a futuros profesionales de esta carrera) a “repensar la educación física como práctica política” y enfatizó que no debe ser considerada como una disciplina rehabilitadota, ni una práctica disciplinante.
También sostuvo que faltan proyectos sistemáticos respecto a la actividad corporal, y se refirió a la importancia de la misma teniendo en cuenta los procesos deteriorantes de prisionización.
Por último, consideró que es muy importante darle “visibilidad a la cárcel”, para poder llevar a cabo todas aquellas acciones tendientes a garantizar un acceso igualitario a estas prácticas físicas.
El Lic. Francisco Scarfó[ii], por su parte, se refirió a la importancia de considerar a la educación como un derecho. “Esta perspectiva hace judicializable esta práctica y permite así, exigir desde otro ámbito (el judicial) la garantía del mismo”, sostuvo.
Luego de realizar un racconto histórico sobre la educación en contextos de encierro, con detalle sobre las diferentes consideraciones y las funciones que se le otorgaron en distintos períodos en nuestro país, realizó una exposición respecto de las instancias que se están desarrollando y que deberían fortalecerse en pos de mejorar la calidad educativa de quienes se encuentran privados de libertad.
Respecto a la especificidad en la capacitación docente destacó que este año comenzó a dictarse el postítulo de Educadores en Contextos de Encierro, y también hizo referencia a los seminarios que dicta el GESEC como una instancia superadora para repensar las prácticas docentes en estos ámbitos y como un espacio de intercambio entre quienes se desempeñan, o desean trabajar allí.
Asimismo, Scarfó consideró positivas las mesas de cogestión entre funcionarios de las unidades penitenciarias y de las instituciones educativas, y el legajo educativo como registro para quien accede a instancias formales de educación; aunque reconoció que no concretan tanto como deberían y que la burocracia y otras prácticas como los traslados arbitrarios y sistemáticos impiden el cumplimiento del derecho.
También indicó que es necesario formalizar protocolos de organización para facilitar y garantizar el acceso para los docentes y los estudiantes.
Por último, la exposición de Esteban Rodríguez[iii] estuvo dirigida a problematizar la cárcel, y las prácticas de poder y complejidades sociales que generan el contexto actual que hace que esta institución punitiva encierre y afecte directa e indirectamente cada vez a más personas, y no solamente a quienes se encuentran alojadas en las unidades penitenciaria. Se refería a las alternativas de pena (arresto domiciliario, libertad condicional, etc), a quienes pasaron por la cárcel, y a los familiares y amigos de quienes están detenidos.
Sobre la educación, consideró que se trata de una muy buena instancia para la organización, que también se busca limitar en la cárcel, además de promover la ruptura de lazos afectivos cercanos.
Por otro lado, expuso su perspectiva respecto de entender que la cárcel es «otra agencia que contribuye a modelar trayectorias vulnerables», a desciudadanizar y despojar al sujeto de su condición humana», y que esta instancia de encierro se transforma no ya en un depósito (como muchos teóricos han manifestado) sino, en un «pantano» del cual es imposible salir, aunque la persona ya no se encuentre dentro de los muros y además, donde pasan «muchas cosas», en referencia a las vejaciones cotidianas.
También esbozó su postura sobre el estereotipo perseguido por la Policía (jóvenes, pobres, morochos) y en ese sentido sostuvo que el Estado no sólo tiene el monopolio de las fuerzas sino que también lo tiene sobre la identidad a través de prácticas como la detención por averiguación por antecedentes.
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[i] Profesor de Educación Física. UNLP. Maestrando en Educación corporal UNLP. Profesor Adjunto ordinario en Teoría de la Educación Física I. UNLP. Profesor a cargo del Seminario “Educación Física en contextos carcelarios” UNLP.
[ii] Licenciado y profesor en Ciencias de la Educación. UNLP. Presidente del GESEC. Docente del seminario “Educación Pública en Contextos de Encierro”.
[iii] Esteban Rodríguez Alzueta, Abogado. UNLP. Magister en Ciencias Sociales. UNLP. Docente a cargo de la cátedra Estado, Sociedad y Poder perteneciente al Depto de Psicología. Autor de “La Criminalización de la Protesta social”, entre otros.