«Crónica del encuentro que no fue»

Lo que sigue es el relato que difundió el grupo Salvatablas de una jornada realizada el pasado 21 de octubre, un día después de los trágicos acontecimientos que dejaron como saldo la lamentable muerte de Mariano Ferreyra.

La charla, “Por-Venir y la Transitoria, Conversando desde la Reducción de Daños”, se reedicionará el martes 26 de octubre a las 18:30 hs en el subsuelo de la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo. H. Irigoyen 1584.

Era 21 de octubre, los que integramos el Grupo Salvatablas teníamos programado un encuentro con el Lic. Ricardo Paveto de ARDA (Asociación de Reducción de Daños Argentina) y con los queridos amigos que
siempre se suman a este espacio ecléctico y movilizante, para conversar en esta ocasión: acerca del “Por-Venir y la Transitoria, Conversando desde la Reducción de Daños”.

En esta oportunidad, el espacio se abría a la temática del consumo de drogas en su cruce con la privación de la libertad; pero fundamentalmente, el espacio se proponía como instancia para
reflexionar acerca de la «transitoria», tiempo de pasaje en la construcción de una nueva posición como sujetos inmersos en una trama social y comunitaria compleja.

Debido a los acontecimientos desgraciados del 20 de octubre se decidió suspender la actividad. Pero los integrantes del elenco «Presos del Teatro» ya tenían sus permisos de salidas transitorias otorgados, ya
estaba autorizada esa bocanada de libertad que tienen un par de veces a la semana para hacer teatro espontáneo y psicodramático, para luego volver, con otro aire en el pecho, a sus lugares de detención.

El 21 la ciudad estaba atravesada por jóvenes, banderas, estudiantes y laburantes que con indignación y profunda identificación al joven Ferreyra, militante popular muerto por la intolerancia y la prepotencia, se unían para decir NO a la violencia de los que no creen en el poder del disenso y las palabras.

Ese 21 la veredita (espacio inicial de los encuentros de presos del teatro) se extendió mucho más de lo habitual. Cerca de las 19 bajamos al espacio subterráneo y profundo pero lleno de luz cedido por
las Madres para los encuentros Salvatablenses.

Si bien la actividad con ARDA se había suspendido, el tema del consumo de drogas estaba en el aire. Movilizados e implicados con la temática teníamos un buen rato para hacer lugar a los relatos.
Historias terribles, conmovedoras, mucho para trabajar.

W. contaba que a la edad de 11 años, sus tíos le daban su primer pico de cocaína. Unía su pulgar con su índice tratando de dibujar un brazo flaquito, que recibía su primer pico de merca por parte de quienes eran sus referentes adultos. Así fue ingresando, sin tramitación posible, al consumo inyectable e inició una lucha de la que aún hoy, debe afrontar sus consecuencias. Contó acerca del límite que la muerte o la vida le marcó un día, y que como tantos otros, le mostraba su fragilidad humana. Mentiras, engaños, el delirio del oso blanco y la mirada de su hija, que como soga atada a la cintura lo devolvía a la superficie para darle una oportunidad que parecía perdida.

L. que hace poco tiempo recuperó su libertad, contaba lo difícil que se hace estar afuera sin volver a “ser el de antes”, con las dificultades que se le presentan en “armarse de algo nuevo” (la nueva transitoria). Que había decidido no volver a caer, apoyándose en la sabiduría que otorga el disfrute de cada pequeño gesto que representa la vida en libertad, apoyándose en la solidaridad, en el compañerismo, en la mirada por el otro y en los suyos, que a esta altura, somos también nosotros.

R. que aprovecha siempre el espacio para encontrarse con C., su querida compañera, planteó que no importaba si el consumo era de droga o no. Podía ser a cualquier cosa, el tema está en «cómo uno se
relaciona con eso”. C. arremetió con sus preguntas y en función de ellas, se desató un debate acerca de qué lugar viene a ocupar “la droga”, el objeto droga, si es buena o mala en sí misma, y de ahí nos
fuimos a los consumos saludables y los consumos problemáticos.

L. habló de las presiones grupales y del lugar que “el otro te pone”. De lo dificil que se hace no comsumir, cuando «tu gente» que te espera afuera, te conoce de una forma y quizás no entiendan lo complicado que
es cambiar.

T. compartió con el grupo el momento que él identifica como “el instante que decidió dejar de tomar cocaína”, el diálogo que tuvo en la celda con su compañero, estando detenido en Ezeiza, cumpliendo con
una condena que tenía varios años por delante. Despues … la abstinencia, los bajones, la familia, la cárcel, la violencia, la calle, el amor, la lucha diaria y las encrucijadas de la libertad.

Seguramente haremos de alguno de estos relatos, una escena psicodramática que será representada el próximo martes 26 de octubre a las 18:30 hs en la UPMPM. Y aquí nuestra invitación.

Se trata de un espacio abierto que convoca a integrarse, a aportar una nueva mirada, a escucharse, a emocionarse, al abrazo y medio, a la implicancia y a la participación en la construcción de una libertad
posible e inclusiva.